No falla: llega el frío y nos pilla en tirantes y sandalias. Y como toda la ropa de invierno está guardada, nos pasamos un par de semanas a base de chaquetillas y bambas hasta que reunimos el coraje para hacer el temido cambio de armario. ¿Sí o no? Pues… te voy a contar un secreto: ¡yo ya no hago cambio de armario! ¿Quieres saber cómo lo he conseguido? Sigue leyendo y te lo cuento.
(Entrada actualizada el 30/10/2020)

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Tranquila, que no te voy a decir que lo tires todo y te quedes sólo con un armario cápsula (aunque si te interesa el tema, mira esta entrada de Silvia Foz). Eso sí, esto tiene mucho que ver con reducir y el minimalismo, y quizás no sea para ti… ¿O sí? Te invito a que leas el camino que he hecho y decidas si lo quieres probar tú también.
Unos inicios muy maximalistas
Hace unos años, vivía con mi marido en un piso que tenía tres armarios empotrados como tres soles, de tres puertas cada uno. Uno estaba en el recibidor, y los otros dos en las habitaciones. En nuestro dormitorio teníamos la ropa de temporada, y en el de la otra habitación, que la usábamos como despacho, la de la otra temporada.
Al cabo de un tiempo y ya con una hija, nos mudamos a otro piso que no tenía los armarios tan grandes. Aun así, seguían siendo tres armarios empotrados. Lo que hice para compensar la “falta” de espacio fue utilizar el trastero para guardar el calzado de la otra temporada.
Y luego nos volvimos a mudar, esta vez al piso donde vivimos ahora. El armario de nuestro dormitorio es más grande que el del piso anterior, pero hay un problema: el trastero es diminuto. Así que muchas cosas de las que guardábamos en el trastero han ido a parar a los armarios de casa (como las cajas de recuerdos).
Siempre lo diré: las mudanzas me han ayudado mucho a liberarme de lo que en realidad no quiero. Y, en este caso, a ser más crítica con la ropa que tengo y quedarme sólo con lo que de verdad me pongo.

La regla de oro
El almacenamiento que hay en mi dormitorio es: un armario empotrado bastante grande, dos cómodas grandes y una pequeñita, y el canapé de debajo de la cama. El canapé y más de media cómoda están ocupados por sábanas, mantas, toallas, cortinas, fundas, etc. Y consideré que el resto (el armario entero más una cómoda y pico) debería ser suficiente para que mi marido y yo pudiéramos meter nuestra ropa y calzado.
Así que mi regla de oro se convirtió en esta:
Lo que no cabe, no entra.
Si quiero añadir una prenda nueva, me tengo que desprender de alguna otra cosa. Aunque suene un poco drástico, es una regla que me ha ayudado muchísimo.
Todo son ventajas
- Por ejemplo, hace un par de meses mi cuñada me ofreció una americana que tenía nueva pero que no se ponía. Me quedaba de fábula y era preciosa, pero ¿tenía sitio para ella? Miré mis americanas y vi que tenía otra del mismo color que estaba ya bastante gastada de tanto uso. Decidí que era hora de jubilar la mía y acepté la de mi cuñada. Sin esta regla, posiblemente la habría aceptado sin más, y tendría en mi armario dos americanas parecidas de las cuales sólo me pondría una. Gracias a ella elimino ropa que sólo molesta en el armario.
- Una ventaja derivada de la anterior es que puedo sacar un dinerillo extra vendiendo la ropa (en buen estado) que ya no uso. Ese dinero puede servir para comprar ropa nueva que sí me vaya a poner, o dedicarlo a otra cosa completamente distinta. En este artículo te cuento todas las plataformas de venta de segunda mano que he usado hasta la fecha y cómo me ha ido con ellas.
- Y no sólo me da ganancias extra, sino que ahorro dinero evitando compras impulsivas. ¿Alguna vez te ha pasado que te has comprado algo y después del tiempo todavía lleva la etiqueta? Confieso que a mí sí. Ver esa prenda en el armario, con la etiqueta puesta todavía, me hacía sentir fatal. Había gastado dinero en algo que claramente no quería, ¿y por qué? Parecía un capricho infantil. Ahora, antes de comprar algo, pienso en si realmente me gusta, y qué voy a sacar del armario a cambio. Si me siento satisfecha con el intercambio, sigo adelante con la compra, sabiendo que me la voy a poner seguro.

- Por supuesto, está la ventaja con la que he comenzado este artículo, y es que no tengo que hacer cambio de armario! Al tener todo en el armario y las cómodas, lo tengo accesible todo el año. Si un día hace calor de golpe, en vez de una camiseta de manga larga saco una de manga corta. Si empieza a hacer más frío, saco unos botines en lugar de las bailarinas. Y, sobre todo, no tengo que perder un día en sacar toda la ropa y cambiarla por otra.
- Y me dejo para el final lo mejor de todo: TODA LA ROPA QUE TENGO ME ENCANTA. Abro el armario y todo lo que veo me gusta y me lo quiero poner. ¡Se acabó la sensación de “no tengo nada que ponerme”!
Si en tu armario hay algo que ya no te gusta, no te ves bien con eso, no te combina con nada, has cambiado de talla o ha pasado de moda, aquí tienes mi permiso: te puedes deshacer de eso HOY. Ya verás qué bien.

Una pequeña trampa
Tengo que admitir que hago un poco de trampas. Los abrigos de toda la familia están en otro armario, por lo que no tenemos que guardar los nuestros en el armario del dormitorio. Y la ropa de fiesta de todos (ropa para bodas y demás eventos, que apenas sale de la percha) está también en otro armario.
¿Con esto qué quiero decir? Que todo se puede ajustar a tus parámetros. ¿Qué entra dentro de tu armario? ¿Dónde está tu límite?
A mí me ayuda mucho tener un espacio físico que delimita mi ropa: lo que cabe en este armario y estos cajones. Si no, sería fácil engañarme a mí misma diciéndome que algo puede entrar sin necesidad de sacar nada.
Si decides que a la ropa de deporte, o la de ir a trabajar, o la que sea, vas a darle un tratamiento distinto, es cosa tuya. Sólo te animo a que pienses si te gustaría conseguir lo que yo he conseguido con este método, y lo pongas en práctica a modo de prueba. Puedes meter la ropa que te sobra en cajas por si no estás convencida del todo. Si después de toda la temporada no has echado de menos la ropa de las cajas… está todo dicho 😉
Y ya para terminar, como estamos hablando de organizar el armario, aquí tengo otras entradas que podrían interesarte:
- 3 claves para ordenar tu ropa y DISFRUTAR vistiéndote
- No lo tires: véndelo (qué hacer con toda la ropa – y otros objetos – que ya no quieres!!)
¿Vas a intentar mi método? ¿Qué dudas tienes? ¡Déjame un comentario y me cuentas!
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