En el piso que vivimos ahora tenemos un dormitorio glorioso. Es el más amplio de los tres que hemos tenido, cosa que nos ha venido genial para poder meter también la cuna. Contrasta mucho con el del piso anterior, que era un dormitorio bastante más pequeño con un triste ventanuco y que no llegamos a decorar. ¿Quieres ver nuestro rincón de relax? Pues prepárate, porque me tiene tan enamorada que este artículo viene cargadito de fotos.
Desde la puerta del dormitorio se ve la cama de frente. Siempre que se pueda, lo mejor es tener esa disposición porque la pared del cabecero es la focal. Nosotros hemos instalado un tapiz a modo de cabecero. Me ENCANTA el estampado que tiene porque me recuerda a mi Granada querida y los colores son alegres y suaves.

A ambos lados hemos colgado marcos con imágenes que son significativas para nosotros: fotos nuestras y de nuestras hijas, láminas que nos hemos traído de sitios a donde hemos viajado y una pintura de un amigo de Raúl que le flipa desde siempre.

Nuestra cama es de 130 cm de ancho y 200 cm de largo. Hemos podido comprobar que son unas medidas un tanto peculiares, pero para nosotros son ideales: nos gusta dormir juntos y que no se nos salgan del colchón las puntas de los pies. El hecho de que la cama sea estrecha nos ha permitido usar cómodas como mesillas de noche. Así tenemos un mueble mucho más práctico porque podemos guardar mucha ropa en el mismo sitio donde colocamos la lámpara y el despertador. Y, cuando llegó la cuna, cambiamos una de las cómodas por ella.

Esta cuna es un IKEA Hack para transformar una cuna normal en una de colecho. Cuando conté mi idea la familia me miró con cara de estás-loca/vas-a-matar-a-la-niña/eso-no-va-a-funcionar… Pero lo conseguí (además por muy poco dinero) y nos está funcionando superbien durante todo este tiempo. Así que, como decía aquella, ha sido un éxito total y rotundo. Si hay interés puedo publicar el tutorial de cómo hacerla.
Si ves unos CDs asomando junto a la cama en la foto de arriba… No te creas que están ahí porque no he encontrado un sitio mejor para ellos. De hecho, son casi todo cajas vacías, CDs vírgenes o archivos antiguos. Como ya no tengo mesilla y la cuna queda pegada a este lado de la cama, dejo ahí mi botella de agua. Y es necesaria porque la lactancia da MUCHA SED. La cómoda que había ahí ha pasado a la esquina de enfrente, al otro lado de la ventana.

Esa pared de hecho es mi favorita y es una suerte que sea así, ¡porque es la que veo cuando estoy en la cama! Ahí tenemos más cuadros significativos para nosotros y una serie de plantas que le dan vida, alegría y calidez a la habitación. De nuevo, cuando comenté que iba a poner plantas en el dormitorio, la familia me miró con esa cara de estás-loca que decía antes (¡qué incomprendida soy! jaja). Se solía decir que no es recomendable tener plantas en el dormitorio porque por la noche absorben oxígeno y expulsan dióxido de carbono, y por tanto te podrías quedar sin oxígeno… Pero estoy segura de que Raúl absorbe mucho más oxígeno que 5 plantas y nunca me he asfixiado durmiendo con él ;D

La ventana es de un buen tamaño pero parece que ocupa toda la pared gracias a que hemos colgado las cortinas bien altas y todo lo anchas que hemos podido. Da sensación de grandiosidad y deja que entre la luz a chorro, a pesar de que la ventana da a un patio de vecinos, porque los paneles opacos no tapan la ventana en sí, sino la pared.


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¿Hasta dónde deben llegar? ¿Cuánto mide el bajo? ¿A qué altura pongo la barra? ¿Y cómo debe ser de larga? ¿Cómo las combino con otras cosas?
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La habitación también resulta más luminosa porque hemos apostado por el blanco. A cambio, hemos jugado mucho con la textura: la moldura, las barras de cortina, la lámpara/ventilador, el visillo y la colcha aportan relieve. Creo que el dormitorio es el sitio ideal para esto; usar texturas variadas en los mismos tonos dan sensación de sosiego sin que el resultado sea soso.
Enfrente de la ventana está el armario empotrado. En este armario y las dos cómodas está TODA nuestra ropa (incluida ropa deportiva, bañadores, etc.). En el canapé guardamos mantas, colchas, cortinas y juegos de sábanas que no usamos en esa temporada. Para mí fue difícil llegar a esto porque antes teníamos el doble de espacio (y el doble de ropa dentro). Pero la verdad es que ha sido liberador, me resulta más fácil elegir lo que me voy a poner, y además me libro de hacer cambio de armario cuando cambiamos de estación. Te lo explico mucho mejor en este artículo.

¡Pues este es nuestro pequeño oasis dentro de casa! Creo que no está nada mal, especialmente si lo comparamos con nuestro último dormitorio:

En fin, qué vergüenza, con la cama sin hacer. Pero es la única imagen que tenía porque realmente la habitación no estaba para fotos. En cualquier caso, me hace apreciar mucho más nuestra habitación actual:

Y de nuevo, porque me encanta, mi vista favorita:

Y tú, ¿te has creado también un pequeño oasis en casa? ¿Dónde te relajas al final del día?
Los resultados son extraordinarios aunque la teoría en principio pareciera un tanto peculiar, la originalidad en principio es chocante. Fantástico.
¡Gracias! 😀